5. Los refusés a la cafetería


La ubicación de las obras en el espacio expositivo (constituido por el vestíbulo y la sala de exposiciones) y su relación con el posible recorrido de la exposición, ha sido uno de los aspectos dificultosos de los Encuentros.

Desde el I Encuentro se comprobó que el número de participantes era grande, y que si se deseaba que cada obra contase con el espacio adecuado para su óptima lectura (no se quería una sala de exposiciones abigarrada), se debía emplear un lugar adicional a la sala. Por proximidad con ésta y por contar con un sistema de sujeción de obra, se eligió el vestíbulo del Centro.

Pero, ¿cómo se dirimió qué obras irían fuera de sala de exposiciones y cuáles irían dentro? Para ello el Centro dispuso que no tendría vinculación alguna con esa decisión. De esta manera, en el I Encuentro los/as artistas constituyeron una Comisión asesora de artes, que entre otras, contó con la responsabilidad de definir el recorrido, es decir, la ubicación de las obras en la muestra. Y en el II y III Encuentro, el Centro pidió ayuda a la Dirección General de Museos, siendo sus técnicos (los que desarrollan su trabajo en la sala de exposiciones Alcalá 31, en Madrid) los que diseñaron el recorrido.

Las obras que se cuelgan en el espacio del vestíbulo/Hall son contempladas un número infinitamente mayor de visitantes que las que cuelgan en la sala de exposiciones (el público se resiste a penetrar en el espacio de ésta). Sin embargo, poseen una dificultad añadida: el muro (ladrillo visto color marrón oscuro) genera un exceso de ruido en la obra. Por lo que la decisión de qué obras se colgarían en el vestíbulo, se fundamentó en que el tamaño y el carácter de la propia obra resistiesen a la contaminación del muro.

Algunos/as creadores parece que lo entendieron bien (Juanjo Pluna en el I y en el II expresó su malestar por ser colgado en el vestíbulo, sospechando que a los artistas figurativos como él se los había “relegado” con respecto a los artistas conceptuales, que sí estaban colgados en sala; pero cuando en el III su obra fue colgada en sala, manifestó que se encontraba a gusto colgado en sala, pero que el vestíbulo era muy adecuado pues se trataba de un espacio más transitado).

Otros se molestaron profundamente y amenazaron con retirar su obra de la exposición. Entre ellos destacaría Pedro Navares, cuyo óleo de grandes dimensiones del I Encuentro fue situado en el vestíbulo, y en concreto, en el paño de muro que constituye el frontal de la cafetería.